La fotografía de 1838 que se considera la primera imagen en la que aparece una persona fue capturada por el pionero francés Louis Daguerre. Esta imagen, conocida como “Boulevard du Temple”, muestra una vista de una calle de París y, aunque la mayoría de las personas en la escena no son visibles debido al tiempo de exposición prolongado, se puede ver a un hombre que se detuvo a hacerse brillar los zapatos.
El proceso de captura de esta fotografía requería tiempos de exposición largos, a menudo de varios minutos, lo que hacía difícil captar el movimiento. Por lo tanto, la mayoría de los transeúntes en la imagen no aparecen porque se movieron durante la exposición. Sin embargo, el hombre que estaba en posición estática para el proceso de pulido de zapatos fue lo suficientemente paciente como para ser inmortalizado en esta primera fotografía de una persona.
Este momento es significativo en la historia de la fotografía, ya que no solo marca uno de los primeros retratos humanos, sino que también representa un avance en la técnica fotográfica, que eventualmente conduciría a la capacidad de capturar imágenes de manera más rápida y eficiente. “Boulevard du Temple” es un testimonio del comienzo de la era fotográfica y de cómo esta nueva forma de arte transformaría la forma en que se documentaba la vida y el mundo.